¿Haz pensado alguna vez porque las sillas, las mesas, tienen la misma altura¡ horno? Las puertas tienen 72 centímetros de ancho, el pasillo no debería tener menos de 90 centímetros , el escritorio tendrá 70 centímetros de altura por 60 de profundidad y en la cocina el estándar es aún más estricto: todos los módulos de encimera y todos los electrodomésticos tienen 60 centímetros de fondo por 60 o 45 de ancho. Si quieren un mueble distinto a esos les va a tocar hacérselo a medida y pagarlo a precio de bombones suizos.
Como te habrás dado cuenta todas esas medidas son (casi siempre) las mismas. Y es que efectivamente, si podemos renovar la cocina o comprarnos una lavadora o un horno nuevo es porque todos estos artefactos ya no son prototipos sino productos construidos en serie, y son precisamente esas medidas estandarizadas las que, en gran parte, permiten que casi cualquier elemento de una casa tenga un precio razonable. ¿Y a quién le debemos agradecer esta estandarización? Pues a un arquitecto alemán de los años 30 del que, muy probablemente, nunca hayan oído hablar: Ernst Neufert.
Quién fue Ernst Neufert
Neufert nació en 1900 en el pueblecito de Freyburg, en la Sajonia alemana. Perteneciente a una familia no especialmente pudiente, comenzó a trabajar como peón albañil a los 12 años. A los 17 entró como estudiante en la Escuela de Construcción de Weimar y, dos años después, se convirtió en uno de los primeros alumnos de Walter Gropius en la Bauhaus, la famosa escuela del Movimiento Moderno.
Tras terminar sus estudios y realizar un viaje por Europa, donde comprobó que la arquitectura seguía poco más o menos que anclada en procesos constructivos medievales, Neufert regresó a Alemania.
Seguía comprometido, casi obsesionado, con la industrialización de la arquitectura pero no sabía exactamente cómo. Encontró la solución en 1922, cuando se promulgó una ley muy pequeña pero que cambiaría el mundo para siempre: el gobierno decidió la estandarización del papel. Nacía el DIN A4, el papel con las mismas medidas que siguen siendo masivamente empleadas en la actualidad.
En realidad, nacieron todos los DIN (siglas de Deutsches Institut für Normung, Instituto Alemán para la Normalización). Puede parecer una tontería, pero el hecho de estandarizar las medidas del papel tuvo como consecuencia la estandarización de todo lo que lleva asociado: estanterías, muebles y hasta el tamaño de las paredes de las bibliotecas. A partir de ese momento, Neufert comprendió que la racionalización arquitectónica pasaba por estandarizar sus medidas. No solo las relativas a los materiales de construcción sino todas las medidas que formasen parte de un edificio. Es decir, todas.
Tras unos cuantos trabajos como arquitecto y una intensa labor de recopilación de datos, a principios de 1934 comenzó la que sería su obra magna. Y no, no iba a ser un edificio sino un libro. En marzo de 1936 se publicó ‘Bauentwurfslehre’, manual de construcción para trabajadores especializados, constructores, profesores y estudiantes. Se trata de un volumen masivo donde se ofrecen respuestas a todas las medidas posibles que un arquitecto pueda necesitar a la hora de desarrollar un proyecto de arquitectura. En español se tradujo como ‘El arte de proyectar en arquitectura‘.
Las cocinas estandarizadas según Neufert
El libro fue un éxito total en Europa e incluso en Estados Unidos, donde las medidas eran (y siguen siendo) imperiales, es decir, en pies y pulgadas. En 1938, mientras preparaba la segunda edición, Neufert fue contratado por Albert Speer, el arquitecto jefe del gobierno nazi para profundizar en la estandarización arquitectónica.
Como parte de los preparativos de la futura guerra y la futura victoria alemana (al menos según sus planes), el régimen nazi pensaba en un Berlín convertido en capital del mundo. Una urbe tan megalómana como las ideas de Hitler pero que debía levantarse en un tiempo récord, así que se deberían reducir los tiempos de obra al máximo. La respuesta de Neufert pasaba por normalizar la unidad mínima de construcción: el ladrillo.
El sistema octamétrico de Neufert propone un ladrillo de 25 centímetros de largo por 12.5 de ancho. Es decir, el grosor mínimo de una pared de ladrillo es de exactamente 1/8 de un metro (por eso lo llamó ‘octamétrico’). Con este ladrillo estandarizado se racionalizaban todos los procesos constructivos basados en la fábrica de ladrillo, que eran la inmensa mayoría de los que se llevaban a cabo en la época y, siendo sinceros, también en la actualidad. Se normalizaban los anchos, las esquinas, los remates, los aparejos. Se estandarizaban todas las medidas constructivas y, por tanto, también los anchos de pasillos, estancias y hasta el espacio público.
Luego llegó la II Guerra Mundial y la derrota nazi. Berlín ya no iba a convertirse en capital del mundo pero, en ese momento, sus necesidades eran mucho más reales. Tenía que reconstruirse casi desde los cimientos. Dicho y hecho, los aliados encontraron en el ladrillo de Neufert y en las tablas y croquis de su libro el sistema ideal para levantar una ciudad desde la nada y en el menor tiempo posible.
Ernst Neufert siguió viviendo en Alemania donde fue profesor de arquitectura en Darmstadt y construyó un buen número de edificios industriales. Murió en 1986 en Suiza y sin haber construido ninguna obra especialmente sobresaliente. Sin embargo, su libro lleva ya cuarenta ediciones y se ha traducido a más de veinte idiomas. Está en las estanterías de todos los estudios de arquitectura del mundo y es casi el primero que compra un estudiante cuando empieza la carrera. Se le considera la Biblia del oficio y los arquitectos lo llamamos sencillamente ‘El Neufert’.
A lo largo de sus ediciones ha ido ampliando capítulos y epígrafes para incorporar cada una de las nuevas necesidades y artefactos que han aparecido durante estas ocho décadas. Desde las medidas de un ladrillo o un cuarto de baño hasta las dimensiones de una lápida y un cementerio entero o el espacio necesario para colocar un teléfono móvil, una cafetera de cápsulas o una máquina recreativa con forma de motocicleta.
Y sí, en sus páginas también están las medidas estandarizadas de una cocina. Así que Neufert es el responsable de la existencia de compañías como SODIMAC, METRO o tan populares como IKEA.